FOTOGRAFIAS SALIDA A SANTIAGO.
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Crónica de Luis V sobre la salida realizada a Santiago.
"El día comienza a la hora de costumbre con el crispante ruido de la puerta abriéndose para el recuento de la mañana. Normalmente ese ruido es el principio de un día más en el que la rutina y el tedio me ahoga. Hoy, un hormigueo en mi estómago me recuerda que será diferente ya que tenemos una salida para realizar una nueva etapa del taller DI K NON y de paso visitar Santiago de Compostela.
Son la ocho y media. Desayunamos presurosos, no por falta de tiempo sino por la ilusión del infante cuando marcha de excursión.
Una vez realizados los trámites nos encontramos en el parking. Hace un día precioso, soleado, fresco, con una brisa que me proporciona innumerables aromas hasta el momento aletargados. Ya es primavera.
Me subo al autobús y sin dejar de contemplar los preciosos paisajes gallegos, llegamos a Santiago.
Cuando nos apeamos, estamos en el Colegio La Salle y salen a recibirnos cálidamente. El Jefe de Estudios será el encargado de hacer de maestro de ceremonias, de hacernos sentir como en casa.
Una vez realizados los preliminares, nos acompañan al salón donde tendrá lugar el acto. Un programa diseñado para concienciar a una juventud del peligro que entraña el mundo de las drogas. Hemos asumido con responsabilidad la labor pedagógica que se nos encomienda como “educadores de hecho”, portadores de una sabiduría que necesitan conocer las generaciones venideras para, por lo menos, no cometer muchos de los errores que cometimos en el pasado.
Un impresionante salón con capacidad para 700 personas, antaño un cine, escenario de madera, excelente iluminación y sonido… un entorno que causaría envidia en más de un actor novel. El sitio idóneo para lanzar nuestro mensaje, para que llegue a lo más profundo de nuestros espectadores.
Tras el primer ensayo en el que probamos si se nos ve bien y si se escucha nuestra voz, empieza a llenarse la sala. Rápidamente y en perfecto orden, la ocupan 240 jóvenes expectantes, receptivos y deseosos de escuchar lo que hemos venido a decirles.
El acto, bien diseñado por el equipo multidisciplinar de la U.T.E., comienza con unas palabras de presentación por parte de uno de los coordinadores, que rompen el hielo y preparan al espectador, si cabe, para que cale en los jóvenes y les haga reflexionar y hacerse muchas preguntas. Diseñado para derribar estereotipos, para crear dudas y temores sobre las drogas que la valentía de la edad y la ignorancia, muchas veces, hace que erremos el camino.
Es el turno de la obra de teatro y la actuación musical. Una pequeña escenificación que, por un lado lleva un importante mensaje y por otro ayuda a que algunos de nosotros aprendamos a expresarnos, a que perdamos el miedo. Los nervios son evidentes entre bastidores pero una profusa carcajada del público en la segunda escenilla relajan definitivamente el ambiente que se mantiene sereno y natural hasta el final.
Orgullosos por la labor bien hecha agradecemos el caluroso aplauso que lo percibimos como si de actores profesionales se tratase.
Damos paso al turno de preguntas, sentándonos en el borde del escenario para crear un ambiente de cercanía, relajado. Aún se encuentran digiriendo todo lo que acaban de ver y las preguntas arrancan muy lentamente. El ritmo se va acelerando y finalmente no queda tiempo para contestar a todas las inquietudes y dudas que nos plantean. Por su contenido observamos que realmente el mensaje ha calado en sus espíritus.
Por último, una presentación con imágenes, muchas de ellas muy duras para terminar de sellar en ellos todo lo que habíamos venido a transmitirles.
Tras la entrega de un presente por nuestra parte, conmemorando ese día, nos marchamos satisfechos.
“Si cuando alguno de estos jóvenes se encuentre en una situación en la que estén presentes las drogas, dice NO, habremos triunfado”, comenta uno de mis compañeros. Estamos seguros de que ese día recuperará de forma involuntaria en su memoria algún momento de este acto que con tanto esfuerzo habíamos preparado para ellos.
El resto del día es para nosotros, para compensarnos por el esfuerzo y la dedicación.
Nos vamos a comer, que pese a lo distinto que es de nuestra dieta diaria, no iba a ser lo más recordado de esta salida terapéutica. Quedaba lo mejor.
Sin abandonar el casco antiguo de la vetusta ciudad de Santiago de Compostela, nos dirigimos a la Catedral para realizar una visita, probablemente irrepetible. Tras recorrerla por su interior, una guía profesional nos acompaña para recorrerla por los tejados. Durante esa visita, que duró aproximadamente una hora, nos pudimos trasladar a la época, conocimos su historia y disfrutamos de unas vista que difícilmente podremos volver a tener.
Como todavía quedaba tiempo, de forma casi improvisada, nos acercamos a ver una de las obras que más han dado que hablar en los últimos años, “La ciudad de la Cultura”. Esta faraónica obra que tan solo habíamos podido ver en periódicos y publicaciones no fue mostrada “in situ”, eso sí, esta vez sin guía. Con opiniones contrarias a su utilidad y belleza, nos fuimos lentamente de vuelta hacia nuestra casa, comentando todas las cosas que habíamos vivido ese día que no será fácil de olvidar, quedará para siempre en nuestra memoria aquel día, que dentro de mucho tiempo recordaremos como el día que visitamos Santiago de Compostela desde los tejados de la Catedral".
1 comentarios:
Me a parecido muy interesante,es importante parami ver que en la vida se necesito poco para disfrutar mucho
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