viernes, 1 de enero de 2010

INTRODUCCIÓN Y FUNDAMENTACIÓN

A finales del año 2005, los datos manejados por los profesionales sanitarios y de los equipos técnicos del Centro Penitenciario de Teixeiro señalaban que algo más de las dos terceras partes de la población ingresada eran o habían sido consumidores de sustancias tóxicas, principalmente opiáceos, cocaína y benzodiacepinas. Aunque aproximadamente una cuarta parte se encontraba en tratamiento de mantenimiento con metadona, las derivaciones a programas de deshabituación en el exterior del centro apenas superaban el uno por ciento. Paralelamente, la demanda de acceso a programas de drogodependencias en el interior del centro se habían incrementado sustancialmente, si tomamos como indicador el número de instancias de personas que solicitaban ser atendidos tanto por los profesionales de la institución, como por los de Proyecto Hombre, centro Reto, o Asfedro, entre otras entidades.

Se hacía necesario, por tanto, reactivar los programas de intervención con personas drogodependientes en el C.P. de Teixeiro. Con este fin, el Consejo de Dirección, conforme a lo establecido en la Circular 17/2005, de 15 de diciembre, sobre programas de intervención en materia de drogas en Instituciones Penitenciarias, acordó la puesta en funcionamiento de una Unidad Terapéutica y Educativa – UTE - (“módulo terapéutico”), y su ubicación en el módulo residencial nº 6 del establecimiento.


Las fases preliminares de configuración del equipo Multidisciplinar y de diseño del proyecto se iniciaron a finales de enero de 2006, siguiendo el modelo, la filosofía, la estructura organizativa y las normas de funcionamiento de UTE delineadas por el equipo Multidisciplinar de la UTE del C.P. de Villabona (Asturias).


A lo largo del mes de febrero y primera quincena de marzo se configura el proyecto de forma definitiva, y se procede a una primera oferta y selección de usuarios para su puesta en marcha. Paralelamente, se va haciendo de forma escalonada la redistribución de las personas que antes ocupaban el módulo 6. Finalmente, la UTE “Concepción Arenal” se pone en marcha el 22 de marzo de 2006.


La Unidad Terapéutica y Educativa representa un modelo alternativo de intervención dentro de la institución penitenciaria, dado que aúna todos los recursos humanos de la misma en un equipo Multidisciplinar donde se integran todos los estamentos profesionales, con especial relevancia de los funcionarios de vigilancia, con alta cualificación formativa y gran conocimiento del medio, anteriormente infrautilizados en su aportación tratamental.


Pero la UTE es además un modelo alternativo “a” la prisión tradicional pero “en” la propia prisión, haciendo posible el mandato del artículo 25.2 de la Constitución Española en cuanto a los fines de las penas privativas de libertad: la reeducación y reinserción social. Este modelo se asienta sobre los siguientes pilares:


  1. Dotarse de un espacio de residencia e intervención absolutamente saneado, ordenado, limpio, bien dotado en cuanto a infraestructuras básicas (habitaciones, comedor, salas de reuniones, salas de lectura, talleres, gimnasio y áreas deportivas, cafetería, despachos), en definitiva no carcelario –normalizado si se quiere-, donde se pueda tener una convivencia sin violencia, sin drogas, sin grupos de presión, y donde se pueda realizar la intervención socioeducativa.

  2. Un equipo Multidisciplinar de profesionales, que ya lo son del centro penitenciario, pero que voluntariamente desean implicarse en el proyecto. En este equipo todos los profesionales tienen la misma importancia y jerarquía (aunque evidentemente haya unos coordinadores). Rompe además, consciente y decididamente, con las divisiones establecidas por la ideología profesionalista y la agremiación consiguiente, especialmente con la diferenciación penitenciaria clásica vigilancia/tratamiento. Está constituido en Teixeiro, entre otros por: educadoras, psicólogo, monitores deportivos y ocupacionales, funcionarios de vigilancia (tutores o educadores de hecho), trabajador social, jurista, médica, enfermera, etc. Los profesionales realizan la intervención propia de su especialidad –se establecen diferentes áreas de intervención: ocupacional-formativa, social, médica, psicológica, educativa, deportiva-, pero todos participan en la vida del día a día del módulo de forma integrada e integral. Se reúnen a diario para coordinarse y semanalmente en junta de modo más formal, y toman de forma consensuada las decisiones sobre programas de intervención en general (incluyendo permisos, revisiones de grado, nuevos ingresos, bajas del módulo, etc.).

  3. Frente al modelo habitual en la institución basado en la distancia jerárquica como forma de autoridad profesional y la actuación individualizada e individualista, este no se reduce a la intervención sobre el usuario, sino que se amplía al contexto ambiental, la propia prisión, incidiendo sobre la subcultura carcelaria de los usuarios y de los profesionales. Así, se promueve y de hecho se instaura una cultura y una forma de trabajo de cogestión o corresponsabilidad entre los dos colectivos que protagonizan la vida penitenciaria, esto es, los “internos” y los profesionales penitenciarios.

  4. Pedagogía principalmente basada más en la adquisición de hábitos, pautas de comportamiento y pensamiento y actitudes, a través de la convivencia ordenada, la reflexión y el diálogo en grupo, el esfuerzo personal y colectivo, que en la transmisión simple de información y formación de modo unidireccional profesional-usuario. Esto no implica que no se realice tal labor formativa en las diversas áreas antes señaladas (psicológica, médica, social, laboral, etc.), imprescindible para adquirir los rudimentos, destrezas y conocimientos necesarios para facilitar la superación de la conducta adictiva y la participación libre y activa en el medio social de referencia (ampliar el código tan restringido que maneja quien ha visto mediatizado su proceso vital por la adicción a los tóxicos). La intervención que con cada usuario se realice está sometida a discusión, clarificación, e incluso negociación en ocasiones, con cada usuario individualmente, y también en el grupo si él lo desea.

  5. No se excluye a ningún usuario, sea cual sea su condena, su pasado penitenciario, su grado de tratamiento. El acceso y el abandono son voluntarios y sólo se exige motivación y buena disposición. Se procura ser serios en el cumplimiento de normas de convivencia y realización de tareas, pero siempre se supervisa o confronta con mediadores (apoyos), grupo y el propio residente individual.

  6. Apertura total del módulo al exterior, para lo cual: se potencia la participación de asociaciones y entidades diversas; se implica directamente a los recursos y servicios sociales extrapenitenciarios (centros de drogodependencias, centros de formación, casas de acogida, etc.) -todos ellos visitan periódicamente el módulo, participan en la intervención, y realizan conjuntamente con el equipo los programas de derivación a tales servicios-; se promueve que la familia, amigos, y cualesquiera otras personas, instituciones y organizaciones que sean parte de la red social del residente se impliquen y participen activamente en la intervención con el equipo, para lo cual se permiten las visitas periódicas dentro del módulo, se realizan jornadas de convivencia y se establecen canales de comunicación continuada; se realiza una labor informativa-formativa con centros educativos de la comunidad, tanto de secundaria como universitarios, para lo cual mediadores (apoyos) y profesionales acuden a coloquios, jornadas y cursos, y se abre la puerta para que estos colectivos visiten el módulo. Todo esto implica una ingente labor de información, gestión, coordinación, etc. con recursos sociales, empresas, familiares, etc. con el objetivo declarado de mantener, estimular, regenerar, crear en ocasiones, la red social (cercana y comunitaria) de cada usuario, lo cual es básico para una futura reinserción. Una vez derivados a los recursos y servicios extrapenitenciarios se mantiene un seguimiento y apoyo en coordinación con estos centros.

Desde entonces se puede afirmar que la UTE del C.P. de Teixeiro está plenamente consolidada en la realidad del centro e incardinada como recurso de intervención en materia de drogodependencias con los diversos recursos extrapenitenciarios de la provincia de A Coruña.


  © by Manuel VP 2010

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