“Vivimos unos tiempos duros. Aunque parezca que desarrollamos
intelectualidad, cultura, libertad y otro montón de palabras preciosas, la
realidad es otra. Estamos pasando por la peor crisis de libertades que este
mundo recuerda y, lo que les pasa a nuestros jóvenes con la drogas, es un fiel
reflejo de lo que ven todos los días en sus casas, tv, calle, etc.
Pretendemos que un chaval de 13 años haga un uso responsable de su
tiempo libre, que no beba de forma compulsiva en el botellón, o que no se mate
a canutos al salir de clase. ¿Cómo no va a actuar así? En casa encuentra a su
padre amargado por no poder pagar las
letras del Audi, que tiene aparcado delante del adosado, para que los
vecinos lo vean. O se encuentran al político de turno, que gasta el poco dinero
que tenemos, en trenes súper-rápidos o subvencionan a un grupo de artistas e
intelectuales totalmente prostituidos. Por no hablar de los que roban, ese es
otro tema. No se ponen ni colorados cuando recortan gastos en lo más sagrado
que tenemos, la educación, en esta mal
llamada democracia. En la tv y la calle, ¿qué ven?, un montón de parásitos dándose
de “guay” y modernos, comercializando con intimidades propias y ajenas. Otro
montón de “neohippies” que quedan para
ir de” mani” por medio de su teléfono de
500 pavos, que, por supuesto, pago papa.
No quiero decir que las propuestas que tienen me parezcan interesantes.
Todo eso de la participación ciudadana, listas abiertas, queda muy bonito, pero seamos realistas. ¿Estamos preparados
para elegir? Primero debemos de aprender a pensar con forma autónoma, ¿o ya no
nos acordamos lo que paso en el año 31? Ese voto femenino porque tanto lucha la
izquierda fue derechito para la derecha. Son ejemplos de cómo funciona el
mundo, en el que por no ser, no somos ni dueños de nuestras ideas.
La venta y la competencia son las dueñas del “cotarro”, y las drogas,
otro yugo más, que utilizan para sangrarnos. Los romanos tenían pan y circo
para controlar las masas. Ahora, como gracia a dios, en el mundo civilizado
comemos todos los días, nos controlan “tv” y “opio”.
La solución no está en demonizar la droga, ya que en el carácter humano
va implícito el saltarse los tabús y basta con que algo este prohibido para que
lo queramos hacer. Lo más sensato sería educar a nuestros hijos a no dejar que sus vidas las controlen las
multinacionales, ni las mafias de las drogas. Debemos decidir por nosotros
mismos lo que necesitamos o queremos, en todos los ámbitos de nuestra vida.
Nos adiestran para ser consumidores compulsivos, para ser “yonquis” dependientes de todo lo
consumible.
La avaricia, la gula, la envidia, todo se reduce a una cosa, “consumo
desmedido”. La única arma con la que contamos es el libre albedrío, la capacidad de decisión y
cuestionamiento.
Tenemos una mente maravillosa y debemos a empezar a utilizarla de
nuevo.
Puede que todas esas ideas parezcan desconcertantes, más aun viniendo
de una persona que lleva un año en una unidad terapéutica, dentro de una
prisión, intentando salir del mundo de la droga. Lo único que digo es lo que
pienso, tenemos que luchar para que las generaciones futuras sean realmente
libres. No hablo de libertad como algo físico, sino como el poder de elegir sin
que nadie te imponga nada, el pensar por uno mismo, el derecho a cuestionarlo
todo y no creerse nada, el poder equivocarse y aprender de nuestros errores, ya
que eso es lo que hace que la humanidad avance en el sentido correcto.
Dejémonos de lamentaciones y protestas estúpidas, cambiemos el mundo rompiendo
con las cadenas que nos oprimen.
Disfrutemos de todos los recursos de que disponemos a nuestro
alrededor, sin volvernos prisioneros de ninguno y quitémonos de la cabeza ese
afán recopilatorio que nos enferma. Los bienes, los placeres son cosas buenas,
pero ¿para qué queremos más de lo que
podemos utilizar?
Volvamos a lo mismo, “consumo sensato”, tan fácil y tan difícil.
Puede que no estés de acuerdo con todo esto, pero si consigo hacerte
pensar un poco ya me llega.
Steve A.
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